Dije "sí" a un reto que no buscaba. Y lo cambió todo.
10/16/20252 min read
Dije "sí" a un reto que no buscaba. Y lo cambió todo.
Ser auditor no estaba en mi hoja de ruta.
Mucho menos en la de nadie a mi alrededor.
Mi mundo era otro. Las ventas, la gestión de equipos... la primera línea del campo de batalla.
Fui ocupando diferentes puestos, siempre ahí, en la trinchera.
Hasta que un día, un verdadero líder (de esos a los que siempre llamarás jefe con gratitud) me propuso un desafío. Me preguntó si me atrevía a formar parte del departamento de calidad.
Lo vi como un reto y acepté.
Sin fuegos artificiales, sin grandes revelaciones.
Me encontré con unos auriculares, un mar de grabaciones y un equipo humano de una calidad increíble.
Al principio, escuchaba llamadas.
Después, empecé a escuchar patrones.
Ahí fue el clic.
Entendí que el día a día de un coordinador es un torbellino tan complejo que es imposible ver el detalle. Esas pautas concretas que marcan la diferencia entre un "sí" y un "me lo pensaré".
Mi trabajo dejó de ser "puntuar".
Se convirtió en "facilitar".
💡 Un buen Feedback no es una nota. Es una herramienta.
Descubrí que si le das a un agente un argumentario, mejora.
Pero si te sientas con él, escuchas juntos su llamada y le preguntas "¿tú qué sentiste aquí?", lo empoderas.
Si le ayudas a forjar sus propios cierres y rebates, lo haces invencible.
Mi rol creció. Y con él, mi campo de visión: inbound, outbound, residencial, empresa… y el patrón se repetía, siempre con sus matices.
En ese camino, tuve la suerte de contar con el apoyo de grandes jefes de departamento. Su visión y su ayuda fueron clave para mí.
Entendí que el éxito no estaba en un guion perfecto.
Estaba en la calidad de la escucha.
Una empresa no mejora porque sus agentes "hablan mejor".
Mejora porque empiezan a tener conversaciones de más valor.
Diálogos, no monólogos.
Esa visión global, ese mapa de aciertos y mejoras de todo un equipo, es un tesoro escondido a simple vista.
Hoy, no cambiaría estos auriculares por nada.
El propósito no siempre llega con un gran plan. A veces, llega con un reto que aceptas con más intuición que certeza.
Y entiendes, con humildad, que el camino no va de lo que tú creías querer, sino de encontrar ese punto exacto donde puedes ser más útil.
¿Alguna vez has descubierto tu mayor fortaleza en el lugar que menos esperabas?
